“El que no oye consejos no llega a viejo”, un dicho por más conocido y mencionado en este día del abuelo, o día del adulto mayor, la vejez es una etapa de la vida llena de retos, pero también de sabiduría y experiencias. Por esto, las personas jóvenes y adultas deberían respetar y cuidar de la integridad de los adultos mayores al igual que buscar un aprendizaje de ellos ya que son personas con conocimiento, y al ser una etapa de vida tan importante, el día lunes 28 de agosto se les celebra en México.
➡ Suscríbete a nuestra edición digital
En la Casa Hogar La Paz, la cual lleva aproximadamente 60 años atendiendo a personas de la tercera edad, en la actualidad están bajo su cuidado 53 adultos mayores, 11 de ellos los cuales no cuentan con alguna red familiar y el DIF los cuida, pero todos ellos están en la espera de ser visitados y escuchados, ya que muchos tienen grandes historias por contar, quienes pasan esta etapa en la casa hogar compartieron algunos consejos de vida.
Desde las historias de convivencias familiares hasta una que otra paranormal, los hombres aprovecharon para compartir entre ellos.
El señor Jose Andrés Jueves, contó su experiencia al haber ido a un cerro donde presenció un ente, que a la fecha no sabe bien si fue un alma, un santo o el mismísimo diablo.
“Cuando me fui al cerro, me llevé un cuchillo por cualquier cosa, lo guardé en la bolsa interior de mi chamarra para tenerlo a la mano. Ya cuando llegué hasta arriba del cerro, a lo lejos vi una persona que se me quedaba viendo muy insistente, cuando menos lo esperé, esa persona ya no estaba a lo lejos frente a mi, la verdad se me hizo extraño porque ¿A dónde pudo haberse ido tan rápido?.
Al poco tiempo no le di importancia pero cuando me di vuelta para observar mi alrededor, ahí estaba, atrás de mi bastante cerca para asustarme, saqué el cuchillo como pude y se lo clavé, uno esperaría que después de eso la persona se desplomaría o mínimo se quejaría, pero quien tenía frente a mi no se quejó ni siquiera gritó, me sonrió de forma extraña y no les miento, poco a poco se fue desvaneciendo hasta desaparecer dejando caer el cuchillo.
Lo recogí aún con el corazón en la garganta, me lo volví a guardar en la bolsa y me quedé un momento en silencio antes de bajar por el mismo sendero en el que había subido y de pronto sentí que me empujaron y comencé a rodar cuesta abajo y mi cuchillo se me encajó en un costado. La verdad desconozco que haya sido aquello que vi, pero estoy seguro que fue lo mismo que me empujó”.
Muchos de los adultos mayores quisieron compartir parte de sus experiencias a la juventud, dándoles un consejo de vida que a ellos les hubiera gustado escuchar en su tiempo como 'Mantengan buenos hábitos y no dejen de trabajar por lo que desean e ignoren los vicios', o 'No seamos egoístas, debemos ser amables, caritativos y comprensivos con todos', 'Sigan su vida sin lastimar a los demás, hay que obrar bien con todos y tener humanidad; no se dejen humillar' entre otros.
EX TRABAJADOR DE EL SOL DE IRAPUATO RECUERDA SU JUVENTUD
Cecilio Alvarado González, fue trabajador del periódico El Sol de Irapuato durante varias décadas de su juventud, actualmente pasa su vejez en la Casa Hogar La Paz, donde recibe la atención que necesita y puede compartir anécdotas con algunos de sus compañeros en el edificio, además con algunos visitantes también.
Actualmente se encuentra pensionado, al no haberse casado no tuvo tampoco ningún hijo por lo que ahora es una sobrina quien se hace cargo de lo que necesite en su estancia y cuidados dentro de la institución.
Cecilio narró su historia de muy buen humor y haciendo bromas con una sonrisa en el rostro, sobre su trabajo que desempeñó en el periódico El Sol de Irapuato explicó que él trabajó en el área de almacén, aunque algunos recuerdos ya no son tan claros como antes, detalló recordar el ambiente siempre activo y mencionó a sus viejos compañeros y amigos.
“Ahí fue mi vida, trabajé muchos años ahí en el área de almacén, me dedicaba a recoger los periódicos, fue durante tanto tiempo que me pensioné, y aquí estoy”.
Durante la vejez aprendió que si bien el dinero es importante, de poco sirve pues al irse del mundo nadie podrá llevarse nada.
“Recuerdo la felicidad en los días de paga, hoy mi sobrina se hace cargo, yo para que necesito dinero si ya no puedo caminar”, dijo con tono burlón.
Durante su juventud Cecilio se dedicó al trabajo y a pasar buenos momentos con quienes lo rodeaban, actualmente valora todo lo vivido pues es lo único que a un ser humano nadie le puede arrebatar.
