Los medios digitales cada vez son más comunes entre las personas, de tal forma que en la actualidad, niños y niñas saben cómo utilizar herramientas como los teléfonos inteligentes y computadoras, pero esto podría representar un riesgo de que sean víctimas de ciberacoso.
De acuerdo con el INEGI, hasta 2021, dos de cada diez adolescentes, desde los 12 años hasta adultos jóvenes de 19 años, han sido víctimas de ciberacoso en cualquiera de sus modalidades, destacó, Celia González Hernández, terapeuta especialista en temas de violencias.
Durante la conferencia “Ciberdelitos y Ciberbullying: navegando con seguridad en el mundo digital” puso sobre la mesa los distintos niveles de violencia en los que pueden empezar con temas que muchos ven como inofensivos como los insultos, hasta la extorsión y la trata de personas, lo que con la llegada de las Inteligencias Artificiales (IA) podría representar mayor peligro con el paso de los años.
Pero, ¿Qué impactos tiene? Y ¿Qué estrategias deben implementarse en contra de ello? Celia González planteó que existen distintas herramientas digitales que pueden utilizarse para la comisión de ciberdelitos
“La violencia digital está tipificada y puede ejercerse en distintos ámbitos, desde la familia hasta los espacios digitales, pues la mayoría de las personas ya cuentan con herramientas para convivir en estos, por ejemplo nuestros niños ya nacen con esta tecnología casi en las manos, pero es un riesgo y debemos ser responsables del manejo de estos temas”.
Para la identificación de violencias, existe el “violentómetro digital” que incluye desde la exclusión virtual, insultos electrónicos, violación de datos personales hostigamiento virtual, suplantación virtual, difamación virtual, cyber persecución, hasta la sextorsión, difusión de contenido íntimo sin consentimiento y trata virtual de personas.
“El ciberbullying puede ir desde las amenazas y humillaciones, difusión de mentiras, publicación de fotografías o videos, o hasta el robo de identidad para enviar mensajes agresivos, lo que tiene impacto psicológico emocional, social y legal, pero la información para ejercer esta violencia se puede obtener de distintos medios con la búsqueda de información personal”.
En los registros de INEGI destacó que del 26.9 % de personas de 12 a 19 años que fueron víctimas de ciberacoso 54.6 % fueron hombres y 45.2% mujeres, el 36% de mujeres de 19 a 29 años fueron víctimas de publicaciones de información personal, el 49.9% de mujeres fue criticada por su apariencia o clase social y el 37.4% de hombres entre 12 a 19 años fueron víctimas de suplantación de la identidad.
“Los jóvenes cada vez tienen mayor cantidad de ataques de ansiedad y pánico”, la terapeuta destacó que llegan a su consultorio jóvenes con problemas serios derivados de este tipo de situaciones.
“Los niveles de ansiedad que manejan jóvenes y adultos jóvenes son brutales, estos temas permean fuertemente en la sociedad”.
¿Cómo puedo prevenir ser víctima de ciberviolencias?
Celia González Hernández destacó que aún existe mucha desinformación, pues son temas que, desde niños hasta adultos, no se dialogan en ambientes de confianza.
Aseguró que algunas medidas como el fomento a una educación en la empatía y responsabilidad digital, enseñar sobre los efectos del acoso y cultivar que las acciones en línea tienen consecuencias reales y ponerse en lugar de los demás pueden hacer la diferencia.
Para esto dijo que en el caso de los padres se debe establecer comunicación abierta con hijos, conversar sobre la actividad en línea, esto puede ser también desde los docentes, que deben decir los riesgos y generar ambientes de confianza y hacer espacios seguros para que todo se pueda hablar sin temor de ser juzgado o castigado.
Pero también incluyó medidas como la educación en la seguridad y privacidad digital, desde la protección de la información personal, el uso seguro de contraseñas y herramientas de autenticación, el uso de herramientas de bloqueo y reporte para bloquear acosadores o denunciar contenidos ofensivos y la supervisión y control de la actividad en línea en el caso de menores de edad y aplicación de controles parentales para las distintas plataformas, así como fomentar la autorreflexión y autocuidado para ayudar a jóvenes a comprender que lo que publican influye en como pueden ser percibidos y practicar el autocuidado que puede incluir tomar descansos de las plataformas digitales.
En el caso de los más jóvenes, es importante que tengan espacios para la educación en la regulación emocional, es decir, no reaccionar impulsivamente ante provocaciones en línea, trabajar la autoestima para blindarlos en temas de ciberacoso para reducir sus impactos emocionales.
Las escuelas deben sumarse a la implementación de programas antiacoso que incluyan charlas y talleres sobre estos temas, así como políticas antiacoso con normas claras en los distintos entornos.
Y en caso de alguien que ya es víctima, que conozcan cómo buscar asesoría profesional y líneas de ayuda.