Una gran expectación se vivió a 50 años de distancia, que difícilmente se vuelva a repetir, con el partido de exhibición entre la Trinca Fresera del Irapuato y la Selección de Brasil, en el estadio Irapuato, ahora “Sergio León Chávez”, donde el astro brasileiro Edson Arantes Do Nascimento “Pelé” celebraba su partido número 100.
Un estadio lleno en su totalidad, al inmueble cabían 16 mil 500 gentes y no fue suficiente el espacio donde muchas personas se quedaron afuera, incluso llegaron de varias partes del país para ver este encuentro.
José Luis Chávez, quien en ese entonces trabajaba como fotógrafo y reportero de El Heraldo, indicó que “el estadio estaba a reventar; se quedó un mundo de gente afuera, no sólo de Irapuato sino de otros lugares del país”.
“Brasil estuvo concentrado desde que llegó a México en Guanajuato, y de ahí se desplazó para Irapuato para el partido de exhibición. Hubo una serie de homenajes que le hicieron, entre ellos El Sol de Irapuato que le entregó un sombrero charro de plata que mandó hacer el licenciado Chico Patiño que era el director en ese tiempo”.
El costo del boleto para sombra era de 30 pesos, sin embargo se empezaban a revender incluso hasta seis o siete veces su valor, y en ese entonces el salario mínimo era de 21 pesos, pero “fue un hecho inusitado que no se ha vuelto a repetir. Un acontecimiento fuera de lo común para la ciudad. Fue un ambientazo indescriptible, nunca se había vivido tanta euforia como en esa ocasión”.
Otro de los apasionados del deporte que asistió a ese encuentro que marcó huella fue Jesús Morales, quien dijo “fue muy emotivo para la gente, para la afición, algo grandioso, porque para tener la oportunidad de ver a un scratch du ouro como era Brasil y entre ellos a Pelé que vino a jugar, a demostrar quién era todo el equipo. Desde que se supo la gente se alborotó”.
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Había mucha gente en la calle Guerrero para comprar los boletos, “mucha expectación y era lógico por saber de quien se trataba, de Brasil, el consentido de la gente de aquí de México; fue un ambiente muy futbolero”.
Desde las 12:00 de la tarde ese 24 de mayo de 1970 estaba toda la gente afuera del estadio, se abrieron la puertas a las 13 horas y esperaron hasta las 4:00 de la tarde para dar inicio el partido, “estaba fuerte el calor pero eso no impidió estar ahí; contentos porque eso no se ve seguido”.
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Recordaban también las porras de esos tiempos, donde sonaba el “Chiquitibum” apoyando a la Trinca y a Brasil. “ Los dos equipos se entregaron a lo que podían dar. Brasil jugó a todo tren. La gente salió contenta a pesar del marcador de 3-1 a favor de Brasil”.