La esperanza de encontrar vivos a sus hijos, hermanos y esposos que un día salieron de su casa con rumbo a Estados Unidos para poder darles una vida mejor es lo que desde hace 14 años ha motivado a las madres centroamericanas a visitar México, ese país desde donde sus familiares tuvieron el último contacto y donde un día desaparecieron.
La Caravana de Madres Migrantes llegó durante la noche del martes a Irapuato, donde fueron recibidas por Guadalupe González, activista en pro de los derechos de los migrantes y también directora de la Casa del Migrante de Irapuato.
En esa caravana, 42 mujeres centroamericanas viajan con la esperanza de encontrar a sus familiares que un día desaparecieron en México cuando intentaban viajar hacia Estados Unidos.
Las madres migrantes saben que podrían encontrar a sus familiares o al menos tener un último rastro de ellos, pues desde hace 14 años esta caravana ha podido encontrar en México a más de 300 migrantes que estaban perdidos, algunos fueron encontrados heridos, otros mutilados, otros más trastornados por haber sido víctimas de la delincuencia, aunque también otros decidieron quedarse en México porque no pudieron cruzar hacia Estados Unidos.
El Dato...
“Ya no queremos que nos regresen en pedazos a nuestros hijos porque han quedado en los rieles de un tren, ya no queremos saber que nuestros hijos están en fosas comunes, sino que queremos una respuesta”.
Ana Enamorado, una madre que desde hace seis años dejó su natal Honduras para quedarse a vivir en México y dedicarse en cuerpo y alma a buscar a su hijo desaparecido, relató que en esta caravana han podido lograr dos reencuentros y hay dos más en puerta por concretar.
Eso, dijo, abre la esperanza para que otras mujeres puedan encontrar a sus familiares que desaparecieron en México o al menos el último rastro de ellos indicaba que estaban en este país.
“Sabemos que muchos se asustan de ver a tantos hondureños queriendo ingresar a México, pero durante muchos años muchos migrantes han pasado por México y mucha gente no se da cuenta de ello ni tampoco se da cuenta de que muchos también han desaparecido aquí, en una tierra donde no se quieren quedar, donde es usada como paso, pero donde son vistos como delincuentes y donde muchos han muerto o no se sabe dónde están y nadie se preocupa por ellos, por eso venimos a buscarlos, porque los extrañamos y queremos encontrarlos”, dijo Eva Ramírez, originaria de Honduras.
Desapareció su hermano hace 30 años
Hace 30 años, el hermano de Doris Meza, Marvin Meza, salió de su natal Honduras con rumbo hacia Estados Unidos, pues en su país la delincuencia y la falta de empleo lo habían obligado a buscar algo mejor para mantener a su madre y a su familia; sin embargo, un día Marvin dejó de comunicarse y desde entonces no saben de él.
“Ando en búsqueda de mi hermano, 30 años desaparecido. No ha sido fácil como familia, pero es nuestra lucha (...) Por esta razón de mi hermano, 30 años de sufrimiento, y aquí hay compañeras que han perdido a sus hijos desde hace ocho, diez, doce años, pero 30 años es algo bien duro como familia.
“Exigimos al gobierno mexicano que nos apoyen, dejen que entren nuestros migrantes, ellos no son delincuentes, ellos se vinieron de un país donde no pueden estar ya, por eso salen, para no morir allá, pero tampoco para morir aquí”.
Ya no queremos migrantes desaparecidos
Eva Ramírez es también coordinadora de un grupo de madres que buscan a sus familiares desaparecidos. Para ellas, dice, es difícil tener noticias de que un migrante regresó “hecho pedacitos por haber sido destrozado por el tren”.
“Ya no queremos más migrantes desaparecidos, ya no queremos que nos regresen en pedazos a nuestros hijos porque han quedado en los rieles de un tren, ya no queremos saber que nuestros hijos están en fosas comunes, sino que queremos una respuesta y pedimos a las autoridades que les den un trato digno.
“Todos somos seres humanos, todos somos hermanos, no importa de qué país, de qué color o de qué raza, por eso pedimos justicia y verdad, porque en Honduras hay tantas madres que están esperando a sus hijos y es inhumano lo que está pasando”.
La Caravana de Madres Centroamericanas hizo una pausa en Irapuato, tras haber estado en cinco estados previos, como Chiapas, Oaxaca o Querétaro, por ejemplo.