Pedro Martínez de la Rosa, historiador irapuatense de adopción, es uno de los primeros en interpretar los caminos reales, identificando sus rutas y estableciendo todo aquello que fueron los primeros caminos reales, de los cuales solo quedan fragmentos.
En 1542 ya existen los primeros datos de la solicitud de la creación de estancias en lo que es la Hacienda de La Calera, lo que da una idea de que las primeras incursiones y enfrentamientos ante la nación Chichimeca, que habitó lo que hoy es Irapuato, ya había sido replegada.1547 es, sin embargo, la fecha en que los soldados españoles solicitan ante el Obispado de Michoacán como autoridad de la zona hoy llamada Irapuato, la creación de Estancias (criaderos de ganado).
Según el Cedulatario de Puga, en 1589 se determina crear las Congregaciones de Silao e Irapuato y la Villa de León para satisfacer las necesidades de insumos y alimentos del mineral de lo que hoy es la ciudad de Guanajuato Capital.
Y aquí tomamos lo que sería un cuarto camino real, pero unido al tercero. Las poblaciones La Piedad y Pastor Ortiz tienen en común el actual Rio Lerma, para dirigirse al Real de Minas de Guanajuato bordeaban el río y luego seguían las afluentes del actual Río Guanajuato y de la Misericordia, la afluente que continuaba a partir de la Hacienda de San Diego (Españita) hacia el sur de Irapuato.
Este nuevo trazo del Río Silao acortaba la vuelta que tenían que dar para llegar a la actual ciudad de Guanajuato. Esa es la razón de la existencia del Puente de Españita, más antiguo que el de Guadalupe y San José, por casi 70 años.\u0009
El camino de lo que hoy es la calle Tulipanes, que pasa frente a la ExHacienda de Españita, continua hacía San Antonio de Ayala y al límite de la ExHacienda de Arandas, donde hoy se separan lo que es el salón de fiesta (antiguas casas de los capataces) y las ya casi destruidas trojes se unían ambos caminos para seguir a San Agustín, Trejo, Silao y finalmente Marfil.
En 1864, un decreto de los Emperadores por entonces en Irapuato, uno convaleciente y la otra de visitas constantes a la Hacienda de Arandas, donde descubrió un postre que se decantaba por degustar, el helado de crema de fresa, lo cual tiene cierta lógica, ya que la fabricación de hielo rústico dependía del éter etílico y no de máquinas de enfriamiento.
Información: Apuntes de Pedro Martínez de la Rosa. Diarios del II Imperio Mexicano.
Irapuato de Mis Recuerdos es:
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