Guanajuato, Gto. – Anunciando la llegada de La Guelaguetza, Oaxaca con su tradicional danza invadió las principales calles de la ciudad de Guanajuato; con su folklor, música y gran colorido, el estado invitado de honor de la edición 52 del Festival Internacional Cervantino (FIC) dio inicio a la también llamada Fiesta del Espíritu.
La gran algarabía del convite resonó en la capital guanajuatense, con el grito ¡Viva Oaxaca!, los ahí presentes recorrieron la ciudad, desde el jardín de Embajadoras, para seguir por calle Sopeña, el jardín de la Unión, plaza de La Paz hasta llegar a la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, lugar donde ya se ubica el escenario que albergara a las diferentes representaciones artísticas, culturales y musicales durante los 16 días del Cervantino.
La presente edición, se desarrolla del 11 al 27 de octubre donde Brasil y Oaxaca como país y estado invitados de honor respetivamente se harán presentes en el Cervantino, uno de los festivales de mayor importancia.
El paso del convite logró reunir a cientos de personas que desde temprana hora se dieron cita en las calles de la ciudad de Guanajuato para presenciar tan imponente evento, las marmotas con cohetería fueron los encargados de anunciar su paso.
El recorrido con música, colores y bailes con imponentes figuras de carrizo y cartón, adornadas con trajes tradicionales representaron al estado de Oaxaca y a sus 570 municipios a través de 12 delegaciones.
El espíritu festivo que se vivió logró transmitirse a los ahí presentes, y al son de la banda de viento y brindando con el tradicional mezcal de la región, las palmas y el zangoloteo de los cuerpos no se hizo esperar.
La Guelaguetza es una fiesta de danza, baile y música que se celebra desde hace noventa y dos años, creada en 1932 en Oaxaca, México, para celebrar la diversidad cultural del estado y mostrar las expresiones artísticas de sus ocho regiones. El término "Guelaguetza" es de origen prehispánico y refleja la cooperación entre comunidades, actividad arraigada en prácticas ancestrales de ayuda mutua y ofrendas a deidades agrícolas.
Es un espectáculo que muestra las tradiciones, costumbres y rituales de los pueblos y comunidades del estado. Tiene su origen en la época prehispánica cuando se celebraba a Centéotl, diosa del maíz, los dos lunes después del 16 de julio y además forma parte de los cultos a la Virgen del Carmen.
Esta fiesta es un símbolo de identidad para las y los oaxaqueños. Con entusiasmo, algarabía y espíritu solidario, cada comunidad comparte su herencia y diversidad cultural a través de la vestimenta, música y gastronomía.
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Las Chinas Oaxaqueñas de Valles Centrales anuncian el inicio de la celebración; San José Tenango llega para compartir la solemnidad con sus sones mazatecos; San Melchor Betaza deleita con sones y jarabes; mientras que Santo Domingo Tehuantepec une danza y tradición en la Vela Sandunga; Pinotepa Nacional llena de picardía el escenario con chilenas y sones; y San Juan Bautista Tuxtepec celebra la cosecha de piñas con su reconocida Flor de piña.