Amor por servir: Marta Ponce lleva ya 10 años ayudando a migrantes en Irapuato

Fátima Arton / El Sol de Irapuato

  · lunes 1 de julio de 2024

Marta Silvia Ponce Zavala junto a sus dos hijos, tienen más de 10 años apoyando a las personas inmigrantes. / Fotos: Ricardo Sánchez / El Sol de Irapuato.

La señora Marta Silvia Ponce Zavala junto a sus dos hijos, tienen más de 10 años apoyando a las personas inmigrantes que han pasado por la ciudad de Irapuato, tanto con comida, ropa y orientación para que puedan continuar con su viaje sin tener que encontrarse con Migración, esto de manera independiente a alguna organización y, en entrevista con El Sol de Irapuato, narraron cuales fueron los casos que más les han marcado y por qué.


Christian Vargas, hijo mayor de la señora Marta Ponce.


El apoyo que brindamos es de acuerdo a lo que tengamos disponible, si es ropa básica de acuerdo a las necesidades de ellos sobre todo que vayan cómodos en cuanto a los climas extremos a los que se exponen y debido la temporada que sea”.

Marta Ponce explicó que la comida que les ofrecen a las y los migrantes está basada en los platillos que habitualmente consumían en sus países de origen, con el objetivo de que realmente lo disfruten.

Cuando hay la oportunidad de compartirles alimento, yo me baso en la alimentación que ellos están acostumbrados para no darles algo que no lo van a consumir o no les va a agradar, sobre todo arroz blanco”.

Comentó que brindarles asesoramiento de cómo llegar a sus destinos sin tanta dificultad no es sencillo, ya que deben estar actualizados en la información.


El apoyo que brindamos es de acuerdo a lo que tengamos disponible, si es ropa básica de acuerdo a las necesidades de ellos sobre todo que vayan cómodos.


Para darles orientación, nosotros nos tenemos que capacitar, investigar y documentar para poder transmitirle cómo, por dónde, qué distancias, que ciudades, en que tren se pueden subir, para que ellos puedan llegar a sus destinos”.

Dijo que, la información también la consiguen gracias a más activistas que se encuentran en todas las ciudades en las que deben llegar los migrantes para seguir su viaje, además de que muchos de ellos van documentando su experiencia y compartiéndola con las y los demás.

Hay un grupo de activistas que se han unido desde Irapuato hasta la ciudad de Torreón, de varias ciudades donde pasa el tren y el mismo migrante que se lleva tu celular va compartiendo la información, ‘oiga, pasé por tal ciudad, pasó esto o pasó esto en las otras de la ciudad y nos fuimos uniendo y así se formaron los grupos de whatsapp”.


Hay un grupo de activistas que se han unido desde Irapuato hasta la ciudad de Torreón,


Agregó que no solo han ayudado a personas de nacionalidad venezolana, sino de otros países de los cuales se podría creer que tienen una economía estable.

Me ha tocado atender una familia de la India, a gente de África, de Burundi, de Senegal y de Mozambique, también me ha tocado chinos, de Libia, de Siria, unos de Ucrania, a gente de Brasil, haitianos,peruanos, bolivianos, de Argentina, de Costa Rica y uno de Panamá”.

Asimismo, se sinceró y compartió que el apoyar de este modo a las personas es algo que ha tenido presente desde que era pequeña, además de que le gusta y no busca ningún beneficio de ello.



Disfruto dar mi tiempo a ellos, darles calidad de información, de atención y de orientación, porque crecí con esa formación de servicio, mi abuela materna me enseñó y lo aprendí desde niña y actualmente se los estoy transmitiendo a mis hijos, porque la vida da muchas vueltas la vida nunca lo sabemos de qué manera podemos también nosotros necesitar de alguien, pero siempre lo hemos hecho sin esperar nada a cambio”.

Exhortó a la ciudadanía irapuatense a ayudar donando lo que esté en sus manos y compartió su contacto directo para que puedan ponerse de acuerdo.

Si gustan apoyar de algún modo a nuestros amigos migrantes, pueden contactarme directamente al 4621079737 y ponernos de acuerdo si nos vemos debajo del puente donde se encuentran resguardados para entregar lo que nos donen o bien nos trasladamos a donde nos digan para recogerlo”.



Por su parte, su hijo mayor Christian Vargas, compartió que muchas de las personas migrantes que han apoyado, le confesaron que atravesar México es una travesía más complicada que ir por la Selva del Darién, pero que en el municipio han recibido más ayuda que en los demás estados por los que tienen que viajar.

Me ha contado que ese trayecto de Tapachula a Ciudad Juárez es lo peor que les ha pasado, dicen que prefieren pasar dos veces la Selva del Darién a pasar lo que están viviendo, ciertas ciudades donde está la migra, pero ellos mismos han dicho que Irapuato los ayudan como no tienen ni idea”.

Expresó que él ha obtenido la motivación de seguir con el legado de su abuela y de su madre ha sido de Dios, ya que aprendió a despojarse de lo material para ayudar a quienes más lo necesitan.



Yo creo que Dios nos ha mandado porque a mí mi historia de vida,me dijo ‘yo te quiero aquí por algo, para algo, al principio era muy especial para para desprenderme de unos tenis o de un pantalón o de una chamarra, de una camisa y me ha enseñado a dar sin recibir nada a cambio porque el que me da todo es Dios”.

Comentó que en una de las tantas veces que ha ido a repartir la ropa y comida en el puente Siglo XXI donde se resguardan los migrantes, escuchó a alguien pedirle su calzado, algo que no dudó en hacer.

a veces Dios se manifiesta en muchas cosas, en una ocasión que estaba debajo del puente, escuché que alguien me dijo ‘dame tus tenis’, me agaché, me los quité y se los di, ya cuando acabé de entregar lo demás ya no vi quien los pidió, pero sé que a lo mejor yo me lo puedo volver a comprar, pero a lo mejor ellos no”.

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Añadió que otra vivencia que lo marcó, fue cuando dos de las familias que han ayudado a lo largo de los años, avisaron que llegaron con bien a su destino, además de que le mostraron que la ropa que les habían dado seguían con ellos.



Me pasó un caso muy bonito, un señor al que le di una chamarra llegó a Estados Unidos y me mandó una foto y me dijo ‘Mira, tengo todavía tu chamarra’, y otro chico, que le dimos unos tenis, también nos avisó que ya había llegado y me dijo que aún tenía el par”.