/ domingo 22 de agosto de 2021

A prueba de fuego; bomberos de Irapuato conmemoran su día laborando

Elementos recordaron lo que los llevó a dedicarse a salvar vidas

Elementos del Cuerpo de Bomberos de Irapuato conmemoraron su día laborando en la base central ubicada en avenida Torres Landa. Entre 10 a 14 elementos entraron al turno a las 8:00 de la mañana de este domingo, entre voluntarios y bomberos asalariados comenzaron su día a día con normalidad.

Empezaron con la limpieza general del cuartel, la cual se dividen siempre de manera equitativa, mientras realizan las labores se mantienen al pendiente de cualquier emergencia.

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A punto de ser el medio día, algunos elementos se encontraban terminando de desayunar cuando les notificaron de una fuga de gas por lo que salieron de prisa y se equiparon para atender el reporte a la brevedad.

“Nunca estamos quietos, nos encargamos del orden del cuartel, cuando no hay servicios hacemos actividad física o practicamos con el equipo, tenemos que estar listos siempre”.

Juan José Bravo Gutiérrez, María Teresa Hernández, Leopoldo Cortes Martínez, Eduardo Olivo y Uriel Gómez comentaron para El Sol de Irapuato sus motivaciones y vivencias durante su trayectoria.

“Ser bombero fue mi sueño en la infancia, hoy es una realidad”

Juan José Bravo Gutiérrez y María Teresa Hernández confesaron haber tenido el sueño de ser bomberos desde tempranas edades, por lo que en su juventud ingresaron como voluntarios y ahora cuentan con un puesto de base en la corporación.

“Ver pasar las ambulancias y los camiones a gran velocidad me emocionaba, cuando vi la labor de los compañeros tuvieron toda mi admiración. Hoy sigo preparándome para ser cada día mejor en esto”, dijo María Teresa, quien a sus 20 años de edad se desempeña como bombero y paramédico de esta institución.

Juan José Bravo especificó que desde muy pequeño soñaba con ser parte de los cuerpos de emergencias ya que sus padres trabajaron también como voluntarios para un grupo de apoyo de servicios de emergencia, lo cual le permitió acercarse al medio en el que ahora trabaja.

“Apoyábamos en emergencias a tomar datos, abanderar lugares y otras cosas, recuerdo que un día llegamos primero a un incendio en la zona centro y la gente nos indicó que había una persona atrapada, entonces sin pensar dos veces entramos a rescatarlo, cuando llega el que era comandante en ese entonces me hizo la invitación de unirme como voluntario, yo tenía 15 años”.

Ayudar a otros, aún a riesgo de perder la vida, es la satisfacción más grande de un bombero

El Cuerpo de Bomberos atiende decenas de reportes de distintos tipos cada día, algunos de ellos de alto riesgo, aunque cada elemento sabe que corre el riesgo de salir herido o perder la vida acuden con valentía para salvar a quien se encuentre en riesgo.

Leopoldo Cortés Martínez tiene 32 años trabajando en Irapuato, y ha acudido a varios servicios en los cuales su vida corre gran riesgo.

“En alguna ocasión estuvimos en fugas de gas en gaseras grandes, por fortuna hemos controlado todo, a veces no podemos evitar tener miedo pero sabemos que estamos debidamente capacitados para que todo salga bien”.

Si en algo coincidieron todos los elementos presentes fue en la gran satisfacción que les da el ayudar a los demás, en saber que evitaron la muerte de un ser humano o evitaron una gran perdida material.

“Un bombero debe tener mucha inteligencia emocional, pero no dejar de lado la empatía, saber que cada persona que nos encontramos y atendemos es padre, hijo, esposo, sobrino de alguien”.

“Yo tengo a mis papás y a mi hermana, y sé que si algún día llego a necesitar de mis compañeros bomberos, ellos van a estar ahí”, comentó Uriel Gómez, bombero voluntario.

Uriel, de 18 años, tiene apenas un año como voluntario, sin embargo continúa preparándose para obtener más adelante un puesto de base en la corporación.

En una de las salas del cuartel de Bomberos hay un muro dedicado a elementos que han perdido la vida, entre ellas se encuentra una foto enmarcada de gran tamaño del elemento Iván Mejía, quien en 2017 perdió la vida en cumplimiento de su deber, tras haber rescatado a un menor que había sido arrastrado por las aguas del río Silao.

“A muchos aquí nos tocó trabajar con Iván, él dio su vida por la de alguien más y hoy lo recordamos con mucho cariño y respeto, además de todo el fue mi mejor amigo”, dijo con la voz entrecortada Juan José Bravo, quien en memoria de Iván nombró a su primer hijo.

“En cada persona que nos toca auxiliar vemos a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestras parejas, amigos, saber que podemos hacer cosas buenas por ellos es lo mejor para quien se dedica a esto”.

Elementos del Cuerpo de Bomberos de Irapuato conmemoraron su día laborando en la base central ubicada en avenida Torres Landa. Entre 10 a 14 elementos entraron al turno a las 8:00 de la mañana de este domingo, entre voluntarios y bomberos asalariados comenzaron su día a día con normalidad.

Empezaron con la limpieza general del cuartel, la cual se dividen siempre de manera equitativa, mientras realizan las labores se mantienen al pendiente de cualquier emergencia.

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A punto de ser el medio día, algunos elementos se encontraban terminando de desayunar cuando les notificaron de una fuga de gas por lo que salieron de prisa y se equiparon para atender el reporte a la brevedad.

“Nunca estamos quietos, nos encargamos del orden del cuartel, cuando no hay servicios hacemos actividad física o practicamos con el equipo, tenemos que estar listos siempre”.

Juan José Bravo Gutiérrez, María Teresa Hernández, Leopoldo Cortes Martínez, Eduardo Olivo y Uriel Gómez comentaron para El Sol de Irapuato sus motivaciones y vivencias durante su trayectoria.

“Ser bombero fue mi sueño en la infancia, hoy es una realidad”

Juan José Bravo Gutiérrez y María Teresa Hernández confesaron haber tenido el sueño de ser bomberos desde tempranas edades, por lo que en su juventud ingresaron como voluntarios y ahora cuentan con un puesto de base en la corporación.

“Ver pasar las ambulancias y los camiones a gran velocidad me emocionaba, cuando vi la labor de los compañeros tuvieron toda mi admiración. Hoy sigo preparándome para ser cada día mejor en esto”, dijo María Teresa, quien a sus 20 años de edad se desempeña como bombero y paramédico de esta institución.

Juan José Bravo especificó que desde muy pequeño soñaba con ser parte de los cuerpos de emergencias ya que sus padres trabajaron también como voluntarios para un grupo de apoyo de servicios de emergencia, lo cual le permitió acercarse al medio en el que ahora trabaja.

“Apoyábamos en emergencias a tomar datos, abanderar lugares y otras cosas, recuerdo que un día llegamos primero a un incendio en la zona centro y la gente nos indicó que había una persona atrapada, entonces sin pensar dos veces entramos a rescatarlo, cuando llega el que era comandante en ese entonces me hizo la invitación de unirme como voluntario, yo tenía 15 años”.

Ayudar a otros, aún a riesgo de perder la vida, es la satisfacción más grande de un bombero

El Cuerpo de Bomberos atiende decenas de reportes de distintos tipos cada día, algunos de ellos de alto riesgo, aunque cada elemento sabe que corre el riesgo de salir herido o perder la vida acuden con valentía para salvar a quien se encuentre en riesgo.

Leopoldo Cortés Martínez tiene 32 años trabajando en Irapuato, y ha acudido a varios servicios en los cuales su vida corre gran riesgo.

“En alguna ocasión estuvimos en fugas de gas en gaseras grandes, por fortuna hemos controlado todo, a veces no podemos evitar tener miedo pero sabemos que estamos debidamente capacitados para que todo salga bien”.

Si en algo coincidieron todos los elementos presentes fue en la gran satisfacción que les da el ayudar a los demás, en saber que evitaron la muerte de un ser humano o evitaron una gran perdida material.

“Un bombero debe tener mucha inteligencia emocional, pero no dejar de lado la empatía, saber que cada persona que nos encontramos y atendemos es padre, hijo, esposo, sobrino de alguien”.

“Yo tengo a mis papás y a mi hermana, y sé que si algún día llego a necesitar de mis compañeros bomberos, ellos van a estar ahí”, comentó Uriel Gómez, bombero voluntario.

Uriel, de 18 años, tiene apenas un año como voluntario, sin embargo continúa preparándose para obtener más adelante un puesto de base en la corporación.

En una de las salas del cuartel de Bomberos hay un muro dedicado a elementos que han perdido la vida, entre ellas se encuentra una foto enmarcada de gran tamaño del elemento Iván Mejía, quien en 2017 perdió la vida en cumplimiento de su deber, tras haber rescatado a un menor que había sido arrastrado por las aguas del río Silao.

“A muchos aquí nos tocó trabajar con Iván, él dio su vida por la de alguien más y hoy lo recordamos con mucho cariño y respeto, además de todo el fue mi mejor amigo”, dijo con la voz entrecortada Juan José Bravo, quien en memoria de Iván nombró a su primer hijo.

“En cada persona que nos toca auxiliar vemos a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestras parejas, amigos, saber que podemos hacer cosas buenas por ellos es lo mejor para quien se dedica a esto”.

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