/ sábado 23 de abril de 2022

Vuelve el gran colisionador de hadrones, el poderoso acelerador de partículas

El acelerador del Centro Europeo de Física de Partículas vuelve a llevar la ciencia hasta sus límites

GINEBRA. El gran colisionador de hadrones del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) es uno de los desarrollos científicos más importantes de la historia humana y desde que empezó a funcionar, en 2008, ha sido objeto de teorías conspirativas, como que es causante de los desarreglos del clima, que puede crear agujeros negros capaces de englutir el universo o que puede funcionar como una máquina del tiempo.

Este acelerador de partículas subatómicas (conocido como LHC), famoso por haber confirmado la existencia del bosón de Higgs en 2012, volvió a ponerse en marcha ayer después de más de tres años apagado, reanudando así su tarea de estudiar el intrincado mundo de las partículas subatómicas.

El mayor y más poderoso acelerador de partículas del mundo, un túnel de 27 kilómetros de circunferencia a 175 metros de profundidad en la frontera entre Francia y la ciudad suiza de Ginebra, inicia con ello su tercera fase de experimentos, que espera se prolongue al menos hasta mediados de esta década.

El reinicio de los experimentos comenzó cuando dos haces de protones circularon en direcciones opuestas por el acelerador, impulsados por una inyección de energía de 450 mil millones de electrovoltios, que irá aumentando a medida que se comprueba que el sistema funciona de manera correcta.

Los tres años en los que el acelerador ha estado apagado (inicialmente iban a ser dos, pero la pandemia contribuyó a que el mantenimiento se alargara) han sido de frenético trabajo para los más de dos mil 500 trabajadores del CERN, con el fin de actualizar y cambiar máquinas e instalaciones en el centro, incluido el propio LHC.

"El primer objetivo ha sido cambiar y mejorar toda la cadena de inyectores, incrementando la energía y el brillo de los haces dentro de la cadena de inyección para que los que lleguen al acelerador tengan más luminosidad y más intensidad", declaró el jefe del Departamento de Tecnologías del CERN, José Miguel Jiménez.

En segundo lugar, los expertos han buscado mejorar todos los circuitos de los imanes y la calidad de todos los sistemas de protección para poder incrementar la energía en las colisiones, agregó.

La institución científica concretó que será a partir de este verano cuando comenzará la auténtica fase de recolección de datos físicos, por lo que hasta entonces habrá operaciones de reconfiguración y progresiva intensificación de la velocidad de los haces de partículas, hasta alcanzar máximos de energía de hasta 13.6 billones de electrovoltios.

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"En la fase anterior teníamos 600 millones de colisiones por segundo y ahora esperamos tener casi diez veces más incrementando la intensidad y brillo de los haces", subrayó Jiménez, quien prevé que en futuras etapas del colisionador, con aún unos 20 años de vida útil prevista, estas colisiones volverán a multiplicarse.

Con el aumento de estos choques de partículas, los científicos del CERN, en colaboración con otras instituciones de investigación internacionales, esperan estudiar con mayor detalle el bosón de Higgs y poner a prueba la teoría del Modelo Estándar de la física de partículas.

GINEBRA. El gran colisionador de hadrones del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) es uno de los desarrollos científicos más importantes de la historia humana y desde que empezó a funcionar, en 2008, ha sido objeto de teorías conspirativas, como que es causante de los desarreglos del clima, que puede crear agujeros negros capaces de englutir el universo o que puede funcionar como una máquina del tiempo.

Este acelerador de partículas subatómicas (conocido como LHC), famoso por haber confirmado la existencia del bosón de Higgs en 2012, volvió a ponerse en marcha ayer después de más de tres años apagado, reanudando así su tarea de estudiar el intrincado mundo de las partículas subatómicas.

El mayor y más poderoso acelerador de partículas del mundo, un túnel de 27 kilómetros de circunferencia a 175 metros de profundidad en la frontera entre Francia y la ciudad suiza de Ginebra, inicia con ello su tercera fase de experimentos, que espera se prolongue al menos hasta mediados de esta década.

El reinicio de los experimentos comenzó cuando dos haces de protones circularon en direcciones opuestas por el acelerador, impulsados por una inyección de energía de 450 mil millones de electrovoltios, que irá aumentando a medida que se comprueba que el sistema funciona de manera correcta.

Los tres años en los que el acelerador ha estado apagado (inicialmente iban a ser dos, pero la pandemia contribuyó a que el mantenimiento se alargara) han sido de frenético trabajo para los más de dos mil 500 trabajadores del CERN, con el fin de actualizar y cambiar máquinas e instalaciones en el centro, incluido el propio LHC.

"El primer objetivo ha sido cambiar y mejorar toda la cadena de inyectores, incrementando la energía y el brillo de los haces dentro de la cadena de inyección para que los que lleguen al acelerador tengan más luminosidad y más intensidad", declaró el jefe del Departamento de Tecnologías del CERN, José Miguel Jiménez.

En segundo lugar, los expertos han buscado mejorar todos los circuitos de los imanes y la calidad de todos los sistemas de protección para poder incrementar la energía en las colisiones, agregó.

La institución científica concretó que será a partir de este verano cuando comenzará la auténtica fase de recolección de datos físicos, por lo que hasta entonces habrá operaciones de reconfiguración y progresiva intensificación de la velocidad de los haces de partículas, hasta alcanzar máximos de energía de hasta 13.6 billones de electrovoltios.

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"En la fase anterior teníamos 600 millones de colisiones por segundo y ahora esperamos tener casi diez veces más incrementando la intensidad y brillo de los haces", subrayó Jiménez, quien prevé que en futuras etapas del colisionador, con aún unos 20 años de vida útil prevista, estas colisiones volverán a multiplicarse.

Con el aumento de estos choques de partículas, los científicos del CERN, en colaboración con otras instituciones de investigación internacionales, esperan estudiar con mayor detalle el bosón de Higgs y poner a prueba la teoría del Modelo Estándar de la física de partículas.

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