Paola Schietekat Sedas, es el nombre de una mexicana que acusó haber sido víctima de abuso sexual mientras trabajaba en Catar, en el Comité Organizador del Mundial de Futbol que comenzará el próximo 21 de noviembre, sin embargo, la mujer pasó de ser víctima a ser condenada a 100 latigazos y siete años de cárcel, ¿por qué? aquí te contamos la historia.
Schietekat Sedas, es una especialista en economía que trabajaba en el Supreme Committee for Delivery and Legacy, entidad encargada de organizar el Mundial de 2022 en Catar, cuyo calvario comenzó el 6 de junio del 2021.
Los hechos se dieron a conocer por la misma afectada a través de un artículo reciente en el que narró con detalles la violencia a la que fue sometida y en el que también rememora un abuso anterior que padeció cuando era adolescente.
La también antropóloga y politóloga, se encontraba en su departamento ubicado en la ciudad de Doha, una de las urbes más seguras del mundo, sin saber que después de esa noche, su vida cambiaría totalmente, luego de que un conocido suyo, latino, a quien consideraba su amigo entrara a su apartamento mientras ella dormía y la agrediera físicamente.
“Después de un forcejeo breve, pues su fuerza sobrepasaba la mía, terminé en el piso. Horas después, me salieron moretones en todo el brazo izquierdo, el hombro y la espalda. Mantuve la cabeza fría: le avisé a mi mamá, a un colega del trabajo y documenté todo con fotos, para que mi memoria, en un intento de autoprotección, no minimizara los eventos o borrara por completo parte de ellos”, detalló.
Tomó fotos de sus heridas y fue a la policía para interponer una denuncia, acompañada del cónsul de México en Catar, Luis Ancona. Las autoridades le habrían dado tres opciones: no hacer nada, pedir una orden de restricción o ir hasta las últimas consecuencias y ella eligió la última y dio todos los datos que tenía de su agresor sin imaginar que todo cambiaría.
MEXICANA ES CASTIGADA POR TENER RELACIONES EXTRAMARITALES
Luego de interponer la denuncia, la policía contactó a Paola y le pidió acudir de manera urgente; cuando ella llegó ahí estaba su presunto agresor, quien declaró que tenían una relación sentimental.
Y es que, de acuerdo con la ley en Catar, tener una relación extramarital es castigado, motivo por el cual pasó de ser víctima a ser declarada como culpable por tener relaciones fuera del matrimonio. Con la ayuda del Comité Organizador del Mundial y de Human Rights Watch, logró salir de ese país el 25 de junio y volver a México, lo que significó para ella dejar atrás su trabajo soñado.
La sentencia, que se dio a conocer en su ausencia, se absolvió al agresor y a ella se le impuso la pena de 100 latigazos y siete años de prisión. Era culpable por haber tenido una relación extramarital y para evadir la condena, su abogada se atrevió a recomendarle que se casara con el abusador. Schietekat Sedas actualmente se encuentra en México y sigue sin poder creerlo.
SCHIETEKAT SEDAS NO ES LA PRIMERA VEZ QUE HA SIDO VÍCTIMA DE ABUSO SEXUAL
De acuerdo a lo declarado en el artículo, Paola ha expuesto que la situación vivida en Qatar, le hizo recordar un abuso anterior a este que padeció cuando era tan solo una adolescente.
“Tenía 16 años cuando mi primer novio me encerró en su departamento, me violó y amenazó con matarme después de darme una paliza que dejó marcas visibles por varias semanas, todo por un arranque de celos”, contó para demostrar la recurrencia de las agresiones que padecen las mujeres.
Asimismo, confeso que jamás denunció el caso, pues el apoyo hacia los abusos en contra de las mujeres no existía como hoy en día, incluso, relató que tardó una década en compartir esa experiencia que le costó terapias, medicamentos y síntomas de estrés postraumático.
“En esos diez años, mi agresor se casó y tuvo una hija. Me enfurecí conmigo misma por no haber denunciado, por no haberme querido y respetado lo suficiente como para denunciar a alguien que hizo semejante daño. No faltaron ocasiones en las que, personas en quienes confié mi testimonio, me preguntaron, extrañados, por qué no había denunciado. Eso sólo añadía leña a un fuego que ni siquiera yo había iniciado, y que tampoco me correspondía apagar”, explicó.
Finalmente, la joven continuó con su vida y se dedicó a estudiar carreras como Relaciones Internacionales, Ciencias de la Conducta, Antropología y Políticas Públicas, no solo en México sino también el extranjero, en universidades en Kuwait y en Oxford, hasta que fue contratada como economista conductual en el Comité Organizador del Mundial.
Publicada originalmente en El Sol de Puebla
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