León, Guanajuato.- La nutrición y el sueño comparten una relación estrecha y bidireccional. Esto significa que la dieta alimentaria puede influir en el sueño y viceversa.
De acuerdo con los expertos de Emma-The Sleep Company, qué tan bien duerme una persona y cuánto tiempo lo hace, depende de lo que come, cuándo come, y cuánto come.
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El comportamiento alimentario está controlado por las hormonas de la grelina y la leptina, los cuales tiene objetivos opuestos luchando constantemente entre sí. La grelina busca convence a las personas que debes comer algo para saciar el hambre; y la leptina dice que no se necesita nada y aumenta la sensación de saciedad. Sin embargo, es el sueño lo que ayuda a mantener un equilibrio entre las dos.
Los expertos explican que dormir muy poco o mal aumenta la grelina, la hormona del hambre. Esto impulsado por la búsqueda del cuerpo de aumentar la energía a través del consumo de alimentos. Como resultado directo, las personas que no duermen lo suficiente comen un promedio de 200 a 300 calorías más al día. Además, a menudo recurren a alimentos con alto contenido de grasa y azúcar para satisfacer antojos.
Las investigaciones de Emma-The Sleep Company, aseguran que el sueño es uno de los factores más críticos para mantener un peso saludable. Quienes duermen mejor tienen menos posibilidades de aumentar de peso y más posibilidades de perderlo si están adoptando una dieta con ese objetivo en mente. Lo que es más importante, perder el sueño mientras se hace dieta puede reducir la cantidad de peso perdido y alentar a comer en exceso.
Pocas horas de sueño y un descanso que no es reparador pueden provocar trastornos metabólicos, aumento de peso y un mayor riesgo de obesidad y otras afecciones de salud crónicas, así como una mala alimentación, las personas que no descansan bien tienden a elegir alimentos ricos en calorías y carbohidratos.
La misma investigación de la compañía señala que por increíble que parezca, dormir también quema calorías, se habla de alrededor de 50, mientras se duerme, pero esto depende de la Tasa Metabólica Basal (TMB), de cada persona.
Expertos explican que la TMB se refiere a la energía necesaria para funciones esenciales como la respiración, la circulación, la regulación de la temperatura, así como el crecimiento y reparación celular.
La falta de sueño provoca aumentos repentinos de la hormona encargada del antojo de alimentos ricos en calorías. Eleva los niveles de cortisol, lo que afecta la capacidad del cuerpo para regular la glucosa y puede contribuir al aumento de peso, la resistencia a la insulina e incluso la diabetes tipo 2.
Datos de la compañía muestran que consumir menos fibras, más grasas saturadas y más azúcar a lo largo del día puede dañar el sueño, haciéndolo más ligero y menos reparador, y aumentando los despertares durante la noche, por lo que los especialistas recomiendan consumir una dieta rica en alimentos de origen vegetal y cereales integrales, lo que puede dar un giro positivo a la calidad del sueño.