Irapuato, Gto. Las posadas son un medio para preparar con alegría y oración nuestro corazón para la venida de Jesucristo y para recordar y vivir los momentos que pasaron José y María antes del Nacimiento de Jesús.
Los relatos tradicionales en el que se encuentran escritos dicen, que José acompaño a su esposa María desde la ciudad de Nazaret a Belén y fueron nueve días los que le tomó arribar a su destino y al llegar la Virgen esta a punto de dar a luz a su hijo Jesús, pero fue rechazada en varios hogares por lo que tuvieron que refugiarse en un establo que personas bondadosas les habían ofrecido y ahora esto es conocido como las posadas y se conmemoran en varios países del mundo católico y duran exactamente los nueve días anteriores a la Nochebuena.
Estas celebraciones comenzaron a celebrarse en México desde los tiempos de la colonia y surgieron para sustituir las festividades aztecas del Panquetzaliztli que celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli dios de la guerra, que se realizaban del 16 a 26 de diciembre.
Posteriormente estas fiestas se fueron desarrollando en los atrios de los templos y después se extendieron hacia la vía publica, las calles se abarrotaban de muchas personas y niños que con gran bullicio se formaban procesiones.
Había profusiones de luces de velas que llevaban cada uno de los participantes, todos cantaban y bailaban pero en el momento preciso se arrodillaban y rezaban y fue de esta manera en que se mezclo la devoción y la diversión, que hizo que desde aquel tiempo las posadas mexicanas sean bonitas y únicas por está mezcla de lo religioso con lo profano.
También se dice que se facilitaba la labor de evangelización y los frailes realizaban representaciones del caminar de San José y de la Virgen María rumbo a Belén y del nacimiento del Niño Dios y poco a poco estas representaciones también se conformaron de las nueve posadas.
Para el siglo XIX las posadas ya se festejaban en el interior de las casa pero las concentraciones en las calles y templos seguían creciendo por todos lados, se dice que por aquellos tiempos había niños que sus padres ya los vestían de ángeles que llevaban sus túnicas de tela metálica con decoraciones en oro y plata, otros con penachos y así sucesivamente otros eran vestidos como pastores que iban siguiendo la procesión.
Hoy en día las posadas continúan con sus rezos, cantos y procesiones pero se le han agregado elementos propios de cada región como ofrecer cenas tradicionales, como son ponche, buñuelos, tamales, dan aguinaldos que son bolsitas de dulces y frutas que contienen caña, mandarina, naranja y cacahuates y rompen piñatas los asistentes.
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También los niños, jóvenes y adultos se unen para pedir posada y festejar que alguien les abrió las puertas de su hogar para alojar a los peregrinos, pero lo más importante es fomentar esa unión de las familias y amigos y de ayudarse mutuamente cuando se necesiten.