Ídolo de Pumas y aún más de las Águilas del América, Enrique Borja realizó uno de los goles más recordados en la historia de México dentro de las Copas del Mundo y no tanto por su fabricación, sino por la euforia y emotividad con que el maestro, Fernando Marcos,lo narró. “¡Borja no falles, no falles, gooooool de México, gooooool de México, miren ustedes. ¡Qué júbilo!”
Ubicados en el Mundial de Inglaterra de 1966, en la mítica catedral de Wembley, el Tricolor enfrentó a Francia en su primer juego. El equipo azteca era dirigido por Ignacio Trelles, el combinado contaba con las figuras de Salvador Reyes, Javier Fragoso, Nacho Calderón, Chucho del Muro, Aaron Padilla y Borja.
Corría el minuto 48 y en una desbandada por sector izquierdo, Borja recibió un pase de Ignacio Jauregui, Enrique, dentro del área, abanicó, la pelota le quedó ante la floja marca francesa y en su segundo intento, cruzó al guardameta en lo que fue un gran gol para la escuadra nacional.
Inmediatamente Borja corrió a celebrar en el tiro de esquina, Javier Fragoso lo cargó como si fuera de trapo y entre Salvador Reyes y Aaron Padilla lo atizaron de palmadas y leves sapes.
Las gradas de Wembley felicitaban y aplaudían al equipo nacional, pero a través de los televisores se escuchaba la enorme narración de Don Fernando Marcos, que al oírla la piel se ponía de gallina, pero lo más importante es que Borja no falló.
Aún con una corpulencia que delataba una plena juventud, Borja dejó en manifiesto su olfato goleador, el dote oportunista dentro del área y aunque no tenía una técnica muy depurada, su presencia para resolver una jugada lo hicieron populares.
México no avanzó más allá de la primera fase en dicho Mundial de Inglaterra 1966. El equipo azteca regresaba con las manos vacías. Un punto, un gol y la enorme satisfacción para el “Cyrano” al marcar en un Mundial.
Hechos histórico para el joven número 20, que tras su buena actuación repitió para estar en elMundial de 1970.