Irapuato, Gto. El box es uno de los deportes más antiguos y apasionantes que existen y a lo largo de la historia y del cual han surgido grandes campeones que han dejado huella en el ring y en el corazón de los aficionados.
Martín Acevedo, es un boxeador irapuatense reconocido por su exitosa trayectoria en este deporte que sigue destacando a través de la enseñanza que le brinda ahora a la niñez y juventud.
Los inicios de este boxeador inician con una invitación que le hizo su padre a ver una función de box estelar celebrada en la arena Irapuato.
En entrevista Martin, platico que su carrera la inició a la edad de los 15 años y fue a raíz de que mi padre me invito a una función de boxeo en la arena Irapuato, en donde en esa época la función de box participaba Rodolfo “Tinieblas” Castillo peleador irapuatense con mucha trayectoria.
Ya estando ese día veo que él sale del vestidor y la gente lo ovaciona, aplaude y lo reconoce, para ese momento yo quede impresionado al ver de como los aficionados lo trataban, y fue entonces que yo me dije “yo quiero ser algo en la vida y más cuando vi la reacción y la emoción de la gente ante este peleador, esta imagen se me quedo impregnada en mi mente y me dije yo voy a hacer boxeador”.
A los 5 días después de la función me presenté en la arena Irapuato con el señor Paulino Frías, el cual me pregunto que quieres hacer y yo le conteste boxeador profesional, para ese momento el señor Paulino, me invitó a que subiera al ring porque vas a boxear con ese niño Francisco Malagua, quien él estaba ahí ese día entrenando.
Pero yo le contesté, no sé boxear, a lo que él me contesto, él no te va a pegar, tú tírale golpes que creas conveniente, ese niño no te va a pegar y efectivamente realice el sparring o entrenamiento, pero en una de esas situaciones le pegue Paco y él sutilmente me dio un gancho al hígado y me hizo llorar en ese entonces.
Posteriormente, me bajo del ring y me dirijo con Don Paulino y le comenté que el niño me había pegado y él me dijo, realmente quieres ser boxeador y yo le dije que sí, pues entonces me dice mañana te espero y esa fue mi primera prueba donde yo me inició como peleador.
Posteriormente, me incorporé a los entrenamientos y duro 2 meses entrenando para que después me dijera Don Paulino que pelearía en la ciudad e Silao, y como adolescente le pregunte que iba a ganar y él me dijo te van a pagar 200 pesos, y le respondí entonces nos vamos a Silao y me integre al grupo que peleadores que iríamos a esa ciudad y entre ellos iba el otro niño que me había golpeado.
Ya en Silao observo el programa y veo que me tocaba enfrentarme a Francisco Malagua, pero en esta ocasión yo había entrenado por dos meses de manera intensa y ese día tuve la fortuna de poderle ganar.
Posteriormente y en ese entonces doy 25 peleas de las cuales queden invito en todas, pero también dentro de estos logros me quita, lo invitó David Ramírez, un boxeador de la ciudad de Tijuana, quien era sumamente muy entrenado y de gran experiencia, recuerdo que me peleamos a 8 round y en esta pelea me noqueó.
Mi trayectoria boxística continua creciendo y yo como peleador sigo enfrentándome en peleas de 8 y 10 round, posteriormente debuto en Guadajara a 10 round ya como profesional- antes era más fácil llegar a este nivel, no había tanta traba, para lograrlo, de hecho conservo mis documentos que me avalan, de esa época, comentó Martín-.
Posteriormente, viajo a la ciudad de México y entablo una relación con Don Nacho Beristáin, quien es un campeón mundial y un gran entrenador, llegó y me acerco a el como entrenador y él empieza a agilizar mis entrenamientos convirtiéndome en un boxeador más completo y de un excelente nivel, con él estuve 6 años en constante preparación.
Después de ese tiempo él me exhorta a regresar a Irapuato a estar cerca de mi familia porque yo ya estaba casado, acate esa orden y regresó con mi esposa a la edad de 24 años, tuve la dicha de haberme casado a la edad de los 15 años, comentó entre risas Martín.
Ya estando aquí en Irapuato continuó con mi profesión, no me quede con las manos cruzadas y empiezo a recorrer varios estados de la República a cumplir compromisos con las peleas.
Como boxeador activo tuve también la oportunidad de pelar con Serafín Pacheco, un campeón estatal y en términos nacionales me enfrente con Germán Torres, un campeón mundial, además de Francisco “Kiko” Bejines, para mí haber enfrentado a estos boxeadores era lo máximo en esa época, ya que era un boxeo tremendo y de calidad.
El boxeo me ha dado muchas satisfacciones, entre ellas recuerdo haber conocido en persona a grandes boxeadores como Rafael Herrera, Rubén Olivares, “Pipino” Cuevas, Rodolfo Martínez, El “Chango” Casanova, “Ratón” Macias, personajes que jamás pensé en conocerlos de cerca y gracias a este medio como boxístico.
Con estas satisfacciones y logros me doy cuenta de que lo que yo pretendía de ser alguien en la vida ya había logrado parte de eso, y hoy en día la gente me conoce por mi trabajo, trayectoria que ha sido limpia y constante, eso me llena de alegría por qué sé que he logrado más de lo que me había propuesto.
Martín Acevedo no se ha retirado del boxeo, él sigue vigente en los cuadriláteros, ahora como referí del Consejo Mundial de Box, con certificación y además tramite sus conocimientos hoy en día a niños y jóvenes.
Como entrenador tengo la dicha de haber sacado a los mejores peleadores de Irapuato, inclusive de los de antaño como lo fue Javier Torres, Antonio Torres, Iván Saracho y muchos peleadores más que surgieron aquí y que llegaron hasta sustentar un título estatal, regional y nacional.
En la actualidad Martín Acevedo cuenta con su propia escuela de box que lleva su nombre y con la cual se siente muy orgulloso, ya que en ella entrenan al rededor de 200 personas, y el cual él trabaja con su enseñanza de que “sus entrenamientos no son para principiantes, sino que es un entrenamiento que yo realizó como peleador profesional” y va dirigida a que sean personas disciplinadas y bueno peleadores, yo creo que esto para mí es el mejor premio que pudo tener como entrenador.
La enseñanza que les doy tanto a un niño como a un joven es que sobresalga en la activación y en la disciplina y creo que es el mejor premio para mí como entrenador, pongo atención en ellos, doy indicaciones correctas y fuertes porque soy muy estricto al final de entrenamiento les comentó quiero que lo hagan de esta manera porque quiero que no nada más sean peleadores del ring sino un peleador de la vida, que cuando se te presentes las contrariedades en sus vidas tengas el carácter y la mentalidad de triunfador ante estos embates que te da la vida. Concluyo, Martín Acevedo.