Manuel Felguérez esperaba cumplir 100 años. El escultor y pintor, uno de los últimos integrantes de la generación de La Ruptura, la que se rebeló a los grandes exponentes del muralismo, no pudo concretar su plan, falleció a los 91 años a causa del Covid-19.
El artista, explica el curador Cuauhtémoc Medina, quería realizar en 2028, para su cumpleaños número 100, una exhibición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA.
Felguérez era un hombre carismático que tenía la facilidad de la risa, evoca Medina, curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MuAC), que alberga la última exposición del artista.
“Esta muestra fue una gran alegría como todo lo que provenía de él, fue su idea, sería su capricho hermoso debido a su estatura en el arte local. Él hacía una exposición importante cada diez años, cada que cumplía una década, no se pudo hacer en el 2018, pero la pudimos inaugurar en diciembre de 2019”.
El curador mencionó que no se trataba de una autobiografía plástica, “sino de un intento de mostrar la continuidad de él en sus distintas etapas, sus colecciones, ofrecer un tipo de recopilación que no es una retrospectiva, sino un concepto sinóptico, porque de un sólo golpe se mostraban estas etapas que confluían entre sí”.
De alguna manera, lo que Felguérez quiso hacer, manifestó el curador, “fue una especie de conmemoración de salón para sí mismo, él estaba en una etapa de producción, quería hacer una obra monumental y lo decía de una manera jocosa, que en el año 2030 o 2028 conmemoraría en el MoMA sus cien años”.
“Irónicamente para un hombre de 91 años, fue una muerte prematura porque él estaba produciendo mucho, había una etapa de su creación que estaba emergiendo e iba a ser una obra de gran formato, fue uno de los símbolos de la exigencia y la libertad creativa, de un arte que no estaba comprometido, ni temática, ni políticamente”, recalcó Medina.
La pandemia por el coronavirus provocó que su última muestra Trayectorias de Manuel Felguérez en el MuAC, se interrumpiera, se exhibiría en ese recinto hasta el 18 de mayo, pero una vez que se abran las puertas se quedará dos meses más para después trasladarse al Museo Amparo en Puebla, informó Pilar García, Curadora de la Colección Artística del espacio universitario.
García es testigo del empeño que el artista ponía a sus trabajos. “Estaba muy involucrado con la curaduría y muy entusiasmado, fue un proyecto que hicimos en conjunto y sin duda, deja una huella profunda en el arte mexicano del que ha sido uno de sus grandes exponentes”.
De las piezas que se exhiben en el MuAC, hay prestamos de particulares, algunas son colección del artista, se presentan tres momentos de la etapa creativa: los murales con chatarra, obra inédita y sus trabajos con computadora de 1975, donde fue pionero en usar esta herramienta tecnológica.
La última parte abarcaba obras de gran formato como el Canto al océano (1963), elaborado originalmente para el balneario deportivo Bahía, que ahora se puede apreciar afuera del MuAC y El mural de hierro (1962), que fue rescatado del Cine Diana, para una exposición que se hizo en 2014 en el mismo museo universitario, García guarda buenos momentos.
“Cuando hicimos los trabajos para traer al MuAC Mural de Hierro, el maestro Felguérez iba todos los días para constatar que todo estuviera bien. Yo trabajé en varias ocasiones con él y era de un trato excepcional, además de contar con su amistad”.
Alfonso Vázquez Sosa, director general del Instituto Zacatecano de Cultura define la obra del artista como provocativa. “No le importaba el tipo de material que fuera, para él la materia en sí, tenía en esencia la posibilidad de expresar algo, incluso lo que resultaba del uso de la tecnología; dependía del espectador entenderla”.
A Felguérez, considera Vázquez Sosa, la gente lo aprecia no sólo por su gran talento, sino por su sensibilidad hacia los demás y el apoyo a nuevas generaciones de artistas, sobre todo impulsó a jóvenes exponentes del abstracto.
Con información de Gerardo León / El Sol de México