Santa María del Río en San Luis Potosí se considera la cuna del rebozo, por ser un lugar donde prevalece el tejido a mano y el telar de cintura; célebre por su dedicada elaboración, tan fino que pasan por un anillo.
Se conocen historias orales desde 1764, en ellas se cuenta que familias de San Luis Potosí, hicieron tradición el uso de esta artesanía para honrar a Nuestra Señora del Carmen, decorando antepuertos y balcones con paños de rebozo; algunos eran ametalados – con seda, algodón y plata - y otros decorados con paisajes bordados.
Actualmente quedan pocos artistas del rebozo; Victor Hugo Rodríguez es uno de ellos "Mantenemos viva nuestra esencia, le cerramos el paso a la industrialización (…) yo comencé a los seis años, hice mis primeros lienzos a esa edad", refiere con orgullo, el maestro rebocero que hace de su casa, un taller.
El telar de cintura es todo un arte de concentración y dedicación. Diariamente se invierten cerca de seis horas para avanzar en el trabajo; cada rebozo tiene 7,040 hilos de seda que son hábilmente integrados.
"Con artisela los podemos terminar en tres semanas porque el hilo es más grueso, pero para los más finos le invertimos tres meses en su confección porque todo va a mano", menciona el rebocero.
Usos
Mientras damas de alta alcurnia lo utilizaban dentro de casa, las mujeres del pueblo no salían a la calle sin él. Para ellas era desde abrigo o monedero, hasta mortaja y arma de combate, en una riña de vecindad. Ahora se usa como blusa, vestido, top, trenza, moño y saco.
Durante la Revolución Mexicana, en 1910, las 'Adelitas' ocultaban en sus rebozos armas para la batalla; esto convirtió a la prenda en un símbolo de rebeldía de la mujer mexicana.
Frida Kahlo lo popularizó con su particular modo de vestir, coronada por un tocado de flores y envuelta siempre en un rebozo liso de vivos colores.
En la comunidad “El Carmen”, Matehuala existe un proyecto que recupera el arte del cultivo e hilado de seda directamente de gusano.
Abrazo artesanal que puede desvanecerse
por Arianna Bustos
Las manos de los artesanos comparten en cada hilo de algodón o artisela parte de su herencia que, en varias regiones del país, está en peligro de extinción.
“El rebozo está en alto riesgo de perderse porque nadie entiende cómo se hace y lo laborioso que es; necesitamos posicionar el rebozo entre las mujeres, que lo usen como una prenda de prestigio”, comentó Marta Turok, antropóloga y directora del Centro de Investigación, Documentación e Información para la Enseñanza de la Artesanía (Cenideart).
La mayoría de los reboceros que actualmente se dedican al telar tienen más de 50 años, la brecha generacional se hace evidente y provoca una disminución en las personas que se dedican a la mano de obra.
“Hay que mostrar o contar en qué consiste la técnica de elaboración, hay que pagarlo mejor. Si no se transmite el conocimiento se pierde-el rebozo- “, concluyó Turok.
DATO DESTACADO
-La comunidad de El Carmen en Matehuala, San Luis Potosí puso en marcha un proyecto para recuperar el arte de cultivar e hilar la seda directamente de gusano
-¿Qué es el cielo prometido, sino negro rebozo con notas de luceros? Gregorio de Gante, poeta
CÓMO LLEGAR
San María del Río se ubica en la zona sur de San Luis Potosí, al que se llega a través de la carretera federal México 57
/afa
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