Laura Badillo Silva, reconocida y talentosa artista plástica de primer nivel, quien ha dedicado gran parte de su vida a elaborar maravillosas obras de arte reconoce que en especial le gusta esculpir el cuerpo humano y los rostros.
La creativa escultora es oriunda de la Ciudad de México, se vino a Irapuato a vivir desde los seis años de edad, por lo que se considera irapuatense de “corazón”.
Está casada con el arquitecto Héctor Manuel Villanueva, tiene dos hijas Archie y María José, es orgullosa abuela de David, Pablo y Loreto.
Platicó que tiene 35 años de dedicarse a la escultura, su primer hermoso vitral lo elaboró hace 25, en los cuales le ha ido estupendamente bien, ya que tiene obra en Chihuahua, Oaxaca, Michoacán, Guanajuato e Irapuato, entre muchos estados y ciudades más.
Dijo que a lo largo de su brillante trayectoria ha tenido muy buenos clientes que le han comprado hermosas obras y se las llevan al extranjero como un Cristo resucitado para los Legionarios está en Houston, Texas.
En la interesante entrevista que concedió a El Sol de Irapuato, dio a conocer que estudió cinco años la carrera en la escuela nacional de pintura y escultura “La Esmeralda” de Bellas Artes.
Recordó que comenzó dibujando pero desde niña siempre tuvo la inquietud por la escultura, sin embargo su primera obra la realizó ya estando en la carrera, el examen fue elaborar una pieza, de hecho su primera exposición fue en la escuela y con su grupo de compañeros.
Le gusta la escultura abstracta, la última que hizo fue una jirafa formada de lunas su elaboración es muy precisa, ya que la trabaja en AutoCAD que es un sistema que utilizan los arquitectos e ingenieros.
Dicho sistema consiste en mandar cortar las placas para que queden exactas, se pulen y se pintan, porque un error no puede ser, ocasiona cambiar la placa.
Al hablar sobre su destacada participación en el importante concurso nacional de escultura de Juan Pablo II, dijo que ella se enteró tarde, entró fuera de tiempo, su esposo llevó la figura, no aparecía en los primeros videos solo al final, pero fue una experiencia muy bonita.
Por cierto la escultura de bronce del también conocido como “El Papa viajero”, que está junto a la Catedral de nuestra ciudad tardó tres meses con ayudantes en hacerla en plastilina, cuatro meses en la fundición, mide 3.60 metros, cuenta con 64 piezas y pesa casi media tonelada.
Actualmente se encuentra en proyectos para realizar un vitral para el Seminario Saleciano, la acuarela se parece mucho a la pintura en vidrio y es de ideas abstractas.
Laura comentó que para elaborar una obra ella primero estudia a fondo el tema, la inspiración viene después de haber estudiado, trabajado y es cuando ya se da.
Mencionó que es una forma de irse actualizando, pero si esta muy metida en todo lo que pueda facilitarle su forma de trabajo, decidió que debía aprenderlo y lo hizo.
Son tantas las extraordinarias obras de arte que La como le dicen de cariño ha creado a lo largo de estos 35 años de carrera, que no tiene ni idea del número exacto, de hecho su hija le hizo un libro-cuaderno único dedicado para ella, en donde se encuentran plasmadas algunas de sus más grandes obras.
La mayor satisfacción y lo mejor que le ha dejado ser escultora es todo el proceso creativo es algo que le llena mucho, llegar a crear desde una necesidad que puede ser un vitral que represente algo va cumpliendo con ciertos puntos, cierto tamaño y a quien va dirigido.
Para concluir la amena charla con este diario Laura Badillo reconoció: “la escultura para mi lo es todo, me ha dado grandes satisfacciones, cuando elaboró una pieza y logró una respuesta positiva de una forma agradable y creativa, me cambia la cara y me da vida”.