Siempre pensando en lo mejor para la humanidad en general, partiendo de un principio y un final, quiero visualizar que la gran mayoría de los que habitamos este planeta llamado Tierra hemos tenido un buen cierre del veintidós y un buen arranque, una buena apertura del tan ansiado veintitrés. Hemos seguido estando en movimiento, como la vida misma y como el propio planeta. Seguimos girando como lo hace nuestro mundo y en cada giro seguimos tomados de la mano de Jesús para no caernos, no perdernos y guardar el equilibrio. El veintitrés está aquí y seguramente habrá cambios, porque nada permanece igual.
Somos afortunados y bendecidos porque nuestro buen padre Dios nos ha permitido comenzar una nueva travesía, listos para emprender nuevos proyectos, tanto personales como familiares y sociales, sin dejar de visualizar los espirituales y laborales. Cada vez que comenzamos alguna acción nueva, algo nuevo, nos encomendamos al Señor, nos ponemos en sus manos y nos ponemos con ganas a sacarlos adelante, dando lo mejor de nosotros. Siempre será importante intentarlo, caminando juntos, en una misma dirección. Cuando nos planteamos retos, metas, lo hacemos para seguir creciendo, esperando siempre que los sueños se nos vuelvan realidad, sin olvidar que nada se mueve sin la voluntad de Dios, porque es el centro de nuestra vida.
Atrás quedaron los días de descanso, llenos de momentos agradables con un ambiente familiar. Descanso que nos dio tranquilidad al alma, nos permitieron cargar energías y vivenciar la felicidad familiar. Los que así lo quisieron lo experimentaron al máximo, pues descansaron, se divirtieron, se conocieron, rieron y convivieron, tal vez como hacía mucho no lo hacían, por aquello de la pandemia. Hubo encuentros, alegrías y renovación familiar y más cuando las cosas se hicieron celebrando verdaderamente el Nacimiento de Jesús.
Han pasado los días de cena abundante para la mayoría de los hogares y regresamos a los de las cenas más ligeras. Las desveladas, disfrutando de alguna película o programa agradable van quedando atrás, al igual que las pláticas tranquilas y el descanso fuera de lo normal.
Ya pasaron las actividades y festejos del día de los Reyes Magos, que siempre ilusionan con poder recibir un regalo, sin fijarnos en la dimensión y costo, sino el simplemente no quedarnos con las manos vacías, a tal grado que se adquieren los regalos por uno mismo. Dimos comienzo a una nueva semana, la segunda de enero y del año nuevo y lo estamos haciendo con buena actitud, al menos así lo reflejan los rostros de nuestros vecinos y familiares que hemos visto.
Nos vamos enrolando en las actividades diarias, pues nos comienza a caer el veinte, que los días de descanso ya pasaron y que ahora hay que ponerse a chambear. Estamos tomando ritmo y también para ello, no hay que desesperarnos. La vida sigue, así que hay que echarle ganas, aprovechando cada momento de nuestra existencia que el Señor nos permita para este veinte veintitrés. ¡Enhorabuena! Excelente dos mil veintitrés.