Alejandra López Salazar
Cuando se habla de la Micro y Pequeña Empresa (Mype) comúnmente se destacan sus dificultades, problemáticas y limitaciones, pero poco se habla sobre las razones por las que sobreviven. El estudio del desempeño de la micro y pequeña empresa cobra mayor relevancia a partir del año 2020, cuando las empresas se enfrentaron a una de las peores crisis económicas, ocasionada por la pandemia Covid-19. Dicha crisis tuvo fuertes repercusiones en el desempeño de las micro y pequeñas empresas. La disminución de la demanda agregada en el país (en la mayoría de los sectores económicos) ocasionó un desajuste en la operación de las empresas, ya que, al enfrentar una reducción en las ventas, los costos fijos se elevaron, la deuda se incrementó (para financiar gastos operativos) y la productividad disminuyó, ya sea por cuestiones de salud, por cambios en las rutinas organizativas y políticas internas de trabajo.
En un estudio realizado a 166 Mype guanajuatenses sobre las estrategias que implementan para adaptarse y sobrevivir en el mercado, se encontró que el efecto catastrófico en los indicadores de desempeño de la micro y pequeña empresa es distinto para cada sector. Debido a que el sector primario ofrece productos que son de primera necesidad, la mayoría de estas empresas experimentaron, durante la pandemia, un impacto positivo en su rentabilidad, liquidez, productividad y nivel de inversiones. No obstante, el 63% de las empresas del sector secundario y terciario tuvieron un impacto negativo en su nivel de facturación, 60% en su rentabilidad, 51% en su productividad y 52% manifestaron problemas de liquidez. En este sentido, para las empresas de todos los sectores es fundamental implementar estrategias enfocadas en la mejora de los productos y servicios ofrecidos, sin embargo, para el sector primario también fue fundamental realizar estrategias de integración vertical, es decir, producir sus propias materias primas o establecer sus propios canales de distribución. Para las empresas del sector secundario, la reducción de costos de operación fue una estrategia esencial para enfrentar la crisis económica mientras que, para el sector terciario, la introducción de nuevos productos permitió posicionarse en su mercado y adaptarse a las necesidades actuales de sus clientes.
Por otro lado, y en relación con el tamaño, las pequeñas empresas resintieron en mayor grado los efectos negativos de la pandemia, tal vez porque su estructura organizacional, más compleja que la microempresa, restó flexibilidad para realizar cambios en cada una de las actividades de la cadena de valor, aunado a una estructura de costos más compleja que limita las opciones estratégicas financieras.
Sin embargo, las estrategias implementadas por las empresas ante la crisis económica no fueron distintas entre la micro, pequeña o mediana empresa. Una de las principales estrategias que implementaron las micro y pequeñas empresas fue ofrecer un mejor servicio o mejorar los productos con el fin de incrementar las ventas. En este sentido, las empresas se esforzaron por incorporar atributos de diseño y funcionalidad en el producto para ser más atractivos al cliente, diferenciarlos e incrementar su valor; también añadieron nuevos servicios o mejoraron los existentes en áreas como devoluciones, agilidad en envíos, condiciones de créditos, asistencia técnica, servicio de mantenimiento, por mencionar algunos (Thompson, Peteraf, Gamble y Strickland, 2012).
La reducción de costos operativos también representó una estrategia fundamental para mejorar el desempeño de las empresas y subsistir. Las empresas se enfocaron en: buscar insumos de menor costo sin comprometer la calidad, negociar con los proveedores precios o plazos de pago, reducir costos de inventarios, utilizar la tecnología para hacer eficiente sus actividades e implementar políticas de incentivos enfocadas a la productividad y a la propuesta de ideas innovadoras que resulten en una disminución de costos. Por su facilidad y rapidez de implementación, las campañas publicitarias fueron utilizadas por un gran porcentaje de empresas con el objetivo de atraer un mayor número de clientes, mejorar la imagen de marca e incrementar el valor percibido de los compradores; debido al lento crecimiento en la economía, las empresas desarrollaron fuertes campañas publicitarias para mantener la cuota de mercado.
Las estrategias desarrolladas como respuesta a la situación de la pandemia son distintas en términos de la edad de la organización. Las empresas adultas (entre seis y nueve años en el mercado), tuvieron mayor capacidad de disminuir sus precios de venta, sobre todo por la curva de aprendizaje que les permite trabajar de manera más eficiente y reducir costos, situación que es más compleja para las empresas de reciente creación. Las campañas publicitarias y la introducción de nuevos productos son estrategias utilizadas principalmente en las empresas recién creadas debido a que se encuentran en un proceso de adaptación a las necesidades del mercado y a las condiciones de la industria, encontrándose en un estado de mayor flexibilidad.
En conclusión, las empresas micro y pequeñas, a pesar de su tamaño y de los limitados recursos que posee, lograron implementar estrategias competitivas para mantener su mercado y subsistir en épocas de crisis, dando cuenta de su capacidad para adaptarse ante distintas circunstancias complejas y cambiantes.
Doctora de la Universidad de Guanajuato Campus Celaya-Salvatierra
eugreka@ugto.mx
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